La obesidad dificulta el embarazo, exige mayor control en la gestación y aumenta los riesgos en el parto y para la salud del hijo
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El escenario actual requiere de los profesionales un esfuerzo de formación para poder ofrecer el mejor asesoramiento, cambiar protocolos y forma de trabajar y aunar esfuerzos en pro de un abordaje multidisciplinar que permita revertir esta situación para lograr un correcto control metabólico de la enfermedad.
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El embarazo es el punto de inicio de nuestro desarrollo metabólico, y el ambiente en el que crece y se desarrolla el feto influye durante el resto de su vida, por lo que el objetivo debe ser intentar llegar al embarazo en las mejores condiciones posibles de salud.
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Cerca de 250 profesionales analizaron las cifras en España de la obesidad, sus razones, su repercusión social y laboral y sus efectos en la capacidad reproductiva de la mujer, desde diferentes puntos de vista y especialidades.
La obesidad es la enfermedad del siglo XXI, todo un problema de salud pública cuya prevalencia es cada vez mayor -de hecho, el imparable crecimiento de sus cifras de incidencia hace que empiece a hablarse de pandemia- y que, presentándose además asociada a una amplia variedad de otro tipo de problemas, influye de forma muy directa sobre la calidad de vida de quien la padece, repercutiendo negativamente en su salud. En el caso de la mujer, una de las repercusiones más directas es sobre su capacidad reproductiva y sobre los riesgos adicionales que asume durante la gestación y para sus hijos.
"A la hora de concebir, las mujeres obesas tienen mayores dificultades, una vez logrado el embarazo exigen mayor control", en el momento del parto su situación "dificulta el procedimiento" y sus hijos están expuestos a un riesgo superior en términos metabólicos, entre otros ámbitos, explican los doctores Manuel Albi, jefe del Departamento de Obstetricia y Ginecología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, y Rodrigo Orozco, especialista del citado centro, ambos responsables de la organización del I Curso sobre Obesidad y Mujer, recientemente celebrado en este centro madrileño.
Un escenario que, a juicio del especialista, requiere un esfuerzo importante de concienciación, pero sobre todo, desde el punto de vista profesional, de formación para "poder ofrecer el mejor asesoramiento", cambiar protocolos y forma de trabajar y aunar esfuerzos en pro de un "abordaje multidisciplinar que permita revertir esta situación para lograr un correcto control metabólico de la enfermedad". "Conocer y reconocer a fondo la obesidad desde una visión respetuosa, conciliadora e integradora, aceptando el problema como tal sin discriminación, y trabajando en la dirección de mejorar la salud" es el gran reto para prevenir y poder tratar adecuadamente este problema, añade el Dr. Albi.
En el alcance de esta meta -continúa el Dr. Orozco-, "el mejor conocimiento del desarrollo embrionario y fetal, de la microbiota intestinal y de la epigenética ayudarán a ofrecer las mejores alternativas terapéuticas", en paralelo a la implantación de unidades multidisciplinares para el abordaje conjunto de la obesidad.
Con ese objetivo se celebró el citado curso, al que asistieron cerca de 250 profesionales que analizaron las cifras de la obesidad en España, sus razones, su repercusión social y laboral, y sus efectos en la capacidad reproductiva de la mujer, todo ello desde diferentes puntos de vista y a través de distintas especialidades.
Para ello, nada mejor que empezar por el principio porque, como recuerda el jefe del Departamento de Obstetricia y Ginecología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, "el embarazo es el punto de inicio de nuestro desarrollo metabólico, y el ambiente en el que crece y se desarrolla el feto influye durante el resto de su vida", por lo que "el objetivo debe ser intentar llegar al embarazo en las mejores condiciones posibles de salud".
Búsqueda del embarazo
Y es que "está científicamente demostrado que la obesidad disminuye la capacidad genésica, sobre todo cuando el Índice de Masa Corporal (IMC) es mayor de 30", asegura el Dr. Orozco, recordando que mantener elevado este indicador es también un importante factor de riesgo para sufrir otros problemas como enfermedades cardiovasculares, diabetes, trastornos del aparato locomotor y cáncer, principalmente de endometrio, mama, ovarios, hígado, vesícula biliar, riñones y colon.
La necesidad de aporte de ácido fólico es también mayor en las mujeres obesas que, si además requieren de ayuda para el embarazo con un tratamiento de reproducción asistida, ven también sus posibilidades de éxito con esta estrategia muy disminuidas respecto a las de una mujer con normopeso, debiendo seguir la medicación a emplear unos requisitos especiales más estrictos para un correcto control del ciclo.
Gestación y parto "de riesgo"
La obesidad o sobrepeso condiciona igualmente la siguiente fase, una vez logrado el embarazo: el control y desarrollo de la gestación, tanto para la madre como para el feto. En este sentido, la mujer, que sólo por su peso será considerada "de riesgo", requerirá un control mayor y más multidisciplinar para minimizar riesgos y lograr un recién nacido sano. Así, tiene mayor riesgo de desarrollar diabetes mellitus gestacional, hipertensión gestacional, preeclampsia, macrosomía fetal o retraso del crecimiento intrauterino, lo que se suma a una mayor frecuencia de sufrir malformaciones fetales características de la obesidad que, adicionalmente, son más difíciles de diagnosticar porque el panículo adiposo en el organismo de la mujer con sobrepeso empeora la calidad de las imágenes ecográficas.
En cuanto al feto, "el ambiente ‘epigenético’ en el que crece y se desarrolla marcará en gran medida la programación física y metabólica del futuro recién nacido", incide el Dr. Albi, apuntando riesgos añadidos a sufrir por el sobrepeso de la gestante tales como el "desarrollo de malformaciones congénitas de tipo defectos del tubo neural, anomalías cardiovasculares, labio leporino, atresia anorectal, craneosinostosis, gastrosquisis, hidrocefalia, microcefalia o atresia esofágica".
Acercándonos al momento del parto, una vez se ha superado la mayor probabilidad de sufrir un aborto espontáneo al inicio del embarazo derivado de un mayor peso en la madre, el especialista asegura que ésta se expone también a un mayor riesgo de parto pretérmino, rotura prematura de membranas, desprendimiento prematuro de placenta normalmente inserta, de precisar episiotomía o de finalizar la gestación mediante una cesárea en detrimento del parto vaginal -"la necesidad de practicar esta técnica es entre dos y cuatro veces más probable en mujeres obesas, y a la hora de llevarla a cabo técnicamente es mucho más difícil de hacer", añade-.
También son más las mujeres obesas que necesitan de una inducción de parto farmacológica en el momento idóneo de madurez fetal para tratar de lograr un parto vaginal exitoso. Por todo ello, "es necesario disponer de obstetras especializados en el manejo del parto de alto riesgo para garantizar el mejor resultado perinatal", señala el Dr. Orozco.
Consecuencias en los hijos
Pero las implicaciones de la obesidad en la mujer embarazada no acaban en ella, sino que se extienden a su futuro hijo, que asume riesgos añadidos derivados de la condición de su madre en el momento de su nacimiento. Es entonces, dice el Dr. Albi, cuando estos bebés pueden presentar problemas de adaptación a la vida extrauterina, de hipoglucemia o incluso muerte súbita en las primeras horas tras el nacimiento.
Recientes investigaciones a este respecto inducen a pensar que niños nacidos de madres con obesidad tienen un riesgo aumentado de desarrollar obesidad infantil, con los consecuentes problemas metabólicos asociados a la misma, como mayor probabilidad de discapacidad y obesidad en la edad adulta, dificultad respiratoria, riesgo de fracturas e hipertensión, marcadores tempranos de enfermedades cardiovasculares, resistencia a la insulina y efectos psicológicos. Por ello, el jefe del Departamento de Obstetricia y Ginecología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz subraya la necesidad de una "inferencia precoz sobre estos niños para tratar de ‘reconducir’ su programación metabólica y lograr que crezcan en un estado metabólico saludable".
La obesidad y el sobrepeso, en cifras
Según cifras de la Organización Mundial de la Salud presentadas en la jornada, en el último cuarto de siglo la obesidad casi se ha triplicado en todo el mundo, existiendo más población que vive en países donde el sobrepeso y la obesidad se cobran más vidas de personas que la situación inversa, la insuficiencia ponderal.
De hecho, en 2016, más de 1.900 millones de adultos (un 39 por ciento de la población mundial) tenía sobrepeso, y más de 650 millones de ellos (un 13 por ciento de los habitantes del planeta) eran obesos. Una preocupante fotografía que lo es más aún, si cabe, si la acotamos a la población infantil, ya que en el mismo año 41 millones de pequeños menores de 5 años tenían sobrepeso u obesidad, y más de 340 millones de niños de entre 5 y 19 años se encontraba en la misma situación.